Dentro de los contenedores que la ONG envía a Hualmay (Perú) no cabe un alfiler cuando la carga está finalizada. Todos los huecos han sido cubiertos por "expertos voluntarios" que operan dentro del cajón de hierro con un cálculo milimétrico, para no desaprovechar espacio.
Sin embargo, el que nunca ha asistido a una carga, no se imagina cómo se llenan los huecos más rebeldes ¡¡Pues sí … con peluches!! Su variado tamaño y flexibilidad lo hacen posible.
Solo este hecho, aparentemente sin importancia, llena de alegría a muchos niños en el otro lado del mundo … porque no tienen nada.
Sus ojos y su sonrisa lo dicen todo.
Mil gracias a todos los donantes y colaboradores en nombre de ellos.
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